Las grandes ciudades de nuestro país en esta época del año ven convivir el papel picado con los adornos de Halloween, la llorona y Don Juan Tenorio cruzan su camino con vampiros y brujas. Casi todos los niveles de gobierno e instituciones organizan pequeñas, medianas o monumentales muestras de ofrendas, en las que no es extraño ver a niñas y niños pasear en trajes de superhéroes o seres sobrenaturales de tradiciones europeas o anglosajona.
En la Ciudad de México coexisten diversas tradiciones; en Xochimilco se practica todavía lo que se llama “calaverear”, acción que consiste en solicitar entre los vecinos dones para las ánimas que no tienen quien les ofrende. En las calles de las delegaciones urbanas esta acción se mimetiza con el “treat or trick” estadounidense, durante 3 días los niños salen a las calles a pedir “su calaverita”, “su Halloween”, o el ya más mexicanizado “jalouin”.
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